LA GRAN MURALLA VERDE DE CHINA
LA GRAN MURALLA VERDE DE CHINA es un proyecto monumental de reforestación iniciado a finales de los años 70 con el objetivo de combatir la desertificación causada por el avance del desierto de Gobi.


La Gran Muralla Verde de China es un proyecto monumental de reforestación iniciado a finales de los años 70 con el objetivo de combatir la desertificación causada por el avance del desierto de Gobi.
Este ambicioso plan se extiende a lo largo de 4,480 kilómetros y varía en anchura entre 236 y 537 metros, dependiendo de la zona. La iniciativa busca no solo frenar la expansión del desierto sino también aumentar la cobertura forestal del norte de China del 5% al 15%, con el fin de reducir las zonas afectadas por la desertificación.
El proyecto ha utilizado principalmente especies de la familia de las fabáceas, como el árbol Enterolobium cyclocarpum, debido a su adaptabilidad a las condiciones locales. A pesar de los desafíos y los intentos fallidos con otros organismos, la Gran Muralla Verde ha logrado avances significativos.
Para el año 2018, la superficie forestal en el norte de China había aumentado al 12.4%, y las tormentas de arena primaverales en Pekín se habían reducido en un 70% desde 2008 hasta 2018.
La desertificación no solo afecta a China; es un problema global que ha resultado en la pérdida de un tercio de la tierra de cultivo de la Tierra debido a la erosión y la degradación.
En China, este fenómeno ha llevado a la pérdida anual de aproximadamente 3,200 km² de praderas, y cada año, tormentas de arena invaden 2,300 km² de tierras agrícolas, un proceso que se acelera con el tiempo.
Estas tormentas no solo destruyen las tierras agrícolas sino que también causan serios inconvenientes en los centros poblados, afectando incluso a países vecinos como Japón, Corea del Norte y Corea del Sur.
La Gran Muralla Verde también enfrenta críticas y preocupaciones ambientales.
Algunos expertos argumentan que la plantación de árboles puede dañar el medio ambiente en el norte de China debido a la elección inadecuada de especies y la gestión del agua. Además, la desertificación en China se manifiesta de varias formas, incluyendo la erosión eólica después de la destrucción de la vegetación, la pérdida de suelo y agua debido a la erosión hídrica, la salinización por mala gestión de los recursos hídricos, y la desertificación en roca en la región kárstica del suroeste de China.
El 27.4% del territorio chino está afectado por la desertificación, lo que repercute en la vida de 400 millones de personas. La sobrepoblación en las tierras secas excede la carga ecológica y la capacidad de restauración de estas zonas, lo que representa un desafío significativo para el país.
Sin embargo, la Gran Muralla Verde es un testimonio del compromiso de China con la lucha contra la desertificación y el cambio climático, y su esfuerzo por restaurar y proteger su medio ambiente.
En conclusión, la Gran Muralla Verde de China es un proyecto de reforestación sin precedentes que busca abordar uno de los problemas ambientales más graves de la nación. Aunque ha enfrentado desafíos y críticas, los resultados positivos en términos de aumento de la cobertura forestal y reducción de las tormentas de arena son indicativos de su impacto potencial. Con la continuación de este proyecto hasta 2074, se espera que China pueda revertir los efectos de la desertificación y crear un futuro más verde y sostenible para las generaciones venideras.
La Gran Muralla Verde es un testimonio del compromiso de China con la lucha contra la desertificación y el cambio climático, y su esfuerzo por restaurar y proteger su medio ambiente.
En conclusión, la Gran Muralla Verde de China es un proyecto de reforestación sin precedentes que busca abordar uno de los problemas ambientales más graves de la nación. Aunque ha enfrentado desafíos y críticas, los resultados positivos en términos de aumento de la cobertura forestal y reducción de las tormentas de arena son indicativos de su impacto potencial. Con la continuación de este proyecto hasta 2074, se espera que China pueda revertir los efectos de la desertificación y crear un futuro más verde y sostenible para las generaciones venideras.
Las especies utilizadas en el proyecto de la Gran Muralla Verde de China han sido seleccionadas cuidadosamente para adaptarse a las condiciones áridas y mejorar la calidad del suelo. La especie predominante es el Enterolobium cyclocarpum, conocido comúnmente como el árbol de oreja de elefante debido a la forma de sus semillas. Este árbol es miembro de la familia de las fabáceas, que incluye una gran variedad de especies leguminosas.
La elección de Enterolobium cyclocarpum y otras plantas de la familia de las fabáceas se debe a su notable adaptabilidad a diferentes tipos de terrenos y condiciones climáticas adversas. Estas especies son conocidas por su capacidad para fijar nitrógeno en el suelo, lo cual es crucial para mejorar la fertilidad del suelo en áreas desertificadas. Además, estas plantas pueden sobrevivir con cantidades limitadas de agua, lo que las hace ideales para la reforestación en zonas propensas a la desertificación.
Sin embargo, ha habido intentos fallidos con otros organismos o grupos de árboles que no se adaptaron bien al entorno1. Esto subraya la importancia de seleccionar especies que no solo sobrevivan sino que también prosperen en las condiciones locales, contribuyendo así al éxito a largo plazo del proyecto.
En resumen, la selección de especies para la Gran Muralla Verde se basa en su resistencia y capacidad para mejorar el ecosistema local, lo que es fundamental para combatir la desertificación y promover un ambiente más sostenible.
Hasta el año 2018, se habían plantado 66.000 millones de árboles en el proyecto de la Gran Muralla Verde de China. Este número es parte de un esfuerzo continuo que se extenderá hasta 2074, con el objetivo de plantar un total de 88.000 millones de árboles.
En cuanto al riego, el proyecto enfrenta desafíos significativos debido a la escasez de agua en las regiones áridas del norte de China. La información específica sobre el sistema de riego no está detallada en las fuentes disponibles, pero es probable que se utilicen métodos de riego eficientes y adaptados a las condiciones del desierto para asegurar la supervivencia de los árboles plantados. Estos métodos podrían incluir el riego por goteo, que minimiza el uso de agua, o la recolección de agua de lluvia cuando sea posible y también con el agua de los acuíferos marinos, del que trata esta web.
Es importante destacar que la selección de especies como el Enterolobium cyclocarpum se debe a su adaptabilidad a terrenos áridos y su capacidad para sobrevivir con cantidades limitadas de agua, lo que reduce la dependencia de sistemas de riego intensivos.
La participación de la comunidad local en el proyecto de la Gran Muralla Verde de China ha sido fundamental para su éxito. Los programas de reforestación han proporcionado empleo a millones de personas, ofreciendo una fuente de ingresos en áreas rurales donde las oportunidades económicas son a menudo escasas1. Además, se ha fomentado la participación de los residentes locales en la plantación y el mantenimiento de los árboles, lo que no solo contribuye al éxito del proyecto sino que también promueve la conciencia ambiental y la responsabilidad ecológica entre la población.
Los pastores y agricultores locales, como Buyintegedele en el desierto de Tengger, participan activamente en la plantación de cultivos como el maíz, que se cosechan si sobreviven a las condiciones adversas y las tormentas de arena. Este tipo de actividades ayuda a las comunidades a mantenerse en sus tierras y evitar convertirse en “refugiados del clima” que se ven obligados a trasladarse a las ciudades en busca de mejores oportunidades.
El proyecto también ha enfrentado críticas por algunos problemas que han surgido a raíz de su desarrollo, como la disminución de las reservas de los acuíferos y del agua subterránea en ciertas zonas, así como la introducción de un factor de desequilibrio en los ecosistemas del norte del país. Sin embargo, la implicación de la comunidad local sigue siendo un pilar clave en la lucha contra la desertificación y en la búsqueda de soluciones sostenibles a largo plazo.
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