El agujero de ozono y el aumento de dióxido de carbono
El agujero en la capa de ozono descubierto por los científicos en 1973 y el aumento de los niveles de dióxido de carbono en la atmósfera, aspectos a combatir.


Desde su detección en 1973, existe un gran agujero en la capa de ozono sobre la Antártida que ha sido motivo de preocupación para los científicos. Este agujero se atribuye a las emisiones de clorofluorocarburos o CFCs a la atmósfera, los cuales descomponen el ozono en otros gases.
El ozono es una capa gaseosa que se encuentra en la estratosfera de la atmósfera terrestre y desempeña un papel crucial en la protección de la vida en nuestro planeta. Actúa como un escudo que filtra la radiación ultravioleta (UV) del sol, la cual puede ser dañina para los seres vivos.
Los CFCs, utilizados en una variedad de productos como aerosoles, refrigerantes y disolventes, tienen una vida útil prolongada en la atmósfera y se liberan al aire cuando estos productos son utilizados o desechados. Una vez en la atmósfera, los CFCs son transportados hacia la estratosfera, donde son descompuestos por la radiación UV, liberando átomos de cloro que reaccionan con el ozono, destruyéndolo.
El agujero en la capa de ozono sobre la Antártida se forma durante la primavera austral, cuando los niveles de radiación UV son más altos y las condiciones atmosféricas favorecen la destrucción del ozono. Este fenómeno ha llevado a un aumento en la radiación UV en la superficie de la Tierra, lo cual puede tener graves consecuencias para la salud humana y el medio ambiente.
Además del agujero en la capa de ozono, otro problema ambiental que enfrentamos es el aumento de los niveles de dióxido de carbono (CO₂) en la atmósfera. Según un informe de la Organización Meteorológica Mundial publicado en 2007, los niveles de CO₂ alcanzaron cifras récord en 2006.
El dióxido de carbono es el principal gas de efecto invernadero, responsable del calentamiento global y el cambio climático. Su aumento en la atmósfera se debe principalmente a la quema de combustibles fósiles, como el petróleo, el gas natural y el carbón, para la generación de energía, el transporte y la industria.
Según el informe, los niveles de CO₂ aumentaron un 0,53% en comparación con el año anterior, alcanzando un total de 381,2 partes por millón en la atmósfera. Esto representa un aumento del 36% en comparación con los niveles anteriores a la revolución industrial del siglo XVIII.
El aumento de los niveles de CO₂ en la atmósfera tiene consecuencias significativas para el clima y el medio ambiente. El CO₂ actúa como una manta que atrapa el calor en la Tierra, lo que lleva al calentamiento global. Esto a su vez provoca cambios en los patrones climáticos, como el aumento de las temperaturas, el derretimiento de los glaciares y el aumento del nivel del mar.
Además, el aumento de los niveles de CO₂ también tiene efectos negativos en los océanos. El CO₂ se disuelve en el agua de mar, lo que lleva a la acidificación de los océanos. Esto puede tener graves consecuencias para los ecosistemas marinos y la vida marina, incluyendo la pérdida de arrecifes de coral y la disminución de la biodiversidad.
En conclusión, tanto el agujero en la capa de ozono como el aumento de los niveles de dióxido de carbono en la atmósfera son problemas ambientales que requieren atención y acción inmediata. Es importante reducir las emisiones de CFCs y CO₂, así como promover el uso de energías renovables y prácticas sostenibles para proteger nuestro planeta y garantizar un futuro saludable para las generaciones venideras.
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