Una presentación que despierta expectativas globales

La imagen es poderosa: una sala llena de periodistas, cámaras y micrófonos, con los ojos fijados en una sola figura. Pere Castells, inventor catalán e investigador incansable. El silencio se rompe cuando abre su intervención con unas palabras que quedarán grabadas en la memoria de los presentes: "Hoy no sólo presentamos un invento. Hoy inauguramos una nueva era: La era del agua."

Con esta declaración, Castells introducía en el mundo una creación que, a su juicio, puede revertir la sequía y contribuir a frenar el cambio climático. En una época marcada por las alarmas sobre el agotamiento de los recursos naturales y la crisis energética global, el mensaje no podría haber sido más contundente ni necesario.

Según explicó, la clave del proyecto no es sólo técnica, sino conceptual: entender el agua como el recurso fundamental del siglo XXI. "El agua es vida, es energía, es equilibrio. Si aprendemos a gestionarla bien, podemos replantearnos por completo la relación con el planeta", afirmó.

"Hubo momentos en los que parecía imposible. Pero siempre he pensado que la ciencia no puede ser esclava del miedo. Si una idea puede beneficiar a la humanidad, hay que luchar por ella."

Estas palabras, pronunciadas con un tono firme, pero a la vez cercano, resonaron entre los asistentes como un recordatorio de la importancia de la tenacidad en la innovación científica.

Un periodista internacional preguntó sobre el calendario de implementación. Castells, prudente, respondió que todavía se necesitarían pruebas a gran escala antes de pensar en una distribución masiva, pero insistió en que los primeros resultados son prometedores. “No es una utopía —subrayó—, es un camino que ya hemos empezado a recorrer.”

Foto: Núria Castells